Se recomienda poner orden en el armario periódicamente (como mínimo cada estación). Así no se acumulan tantas cosas, y cuesta menos tiempo y esfuerzo ponerle remedio.
Los preparativos
Uno de los principios básicos a la hora de ponerse manos a la obra con el orden y la limpieza (y para organizarse mejor en todos los sentidos) es preparar las cosas. Y en este caso, para ordenar el armario, el primer paso recomendado por los expertos es reunir todo lo que vas a necesitar: bolsas de basura para tirar unas cosas, cajas y contenedores para guardar otras, y todo lo necesario para limpiar el armario.
Sácalo todo
Tal cual, sin miramientos ni dudas. No se trata de hacer combinaciones de ropa ni de ver qué tienes. Coge absolutamente todo lo que hay dentro del armario y amontónalo en la cama o en el sitio que tengas a mano. No dejes nada: ni perchas, ni cajas, ni complementos… Ahora solo tienes que sacarlo y amontonarlo por categorías: los pantalones con los pantalones, las faldas con las faldas, las camisas con las camisas… De entrada, impone un poco de respeto, la verdad. Pero a la que empiezas, resulta como liberador, e incluso divertido.
Aprovecha para limpiar
Una vez has acabado de sacarlo todo, incluso esas colchas y edredones de la parte alta, toca limpiar el armario por dentro. Al estar vacío, no te costará mucho. Primero, limpiar la suciedad y las partículas en suspensión. Luego, si quieres evitar productos de limpieza tóxicos puedes optar por alguno de los productos de limpieza caseros de toda la vida: vinagre, bicarbonato…). Y finalmente, pasa un paño seco a toda velocidad. Recuerda que el orden correcto a la hora de limpiar es de arriba a abajo.
Párate a pensar
Piensa en lo que funciona y en lo que no de tu armario (qué cosas ocupan mucho espacio y no utilizas nunca, qué otras te cuesta encontrar a pesar de que son básicas para ti, cuáles son necesarias y cuáles totalmente prescindibles…). También decide cómo lo vas a organizar a partir de ahora. La regla básica es que lo que más usas tiene que estar más a mano. Y si quieres ganar algo de tiempo para los siguientes pasos, aprovecha el momento de la limpieza para ir dándole vueltas al asunto.
El momento Marie Kondo: clasificar
Como lo recomienda Marie Kondo, la gurú de La magia del orden y el reality de Netflix A ordenar con Marie Kondo, hay que deshacerse de todo lo que no se usa. De cada categoría de ropa o complementos tienes que decidir lo que te quedas, lo que tiras y lo que vas a regalar, donar o vender.
Los expertos recomiendan que si tienes dudas, te hagas las siguientes preguntas:
¿Me siento a gusto cuando lo llevo?
¿Me lo he puesto en los últimos 12 meses?
¿Lo he llevado a arreglar o voy a hacerlo en breve? (en el caso de esas prendas que nunca te pones porque se tienen que ajustar o están dañadas por un motivo u otro).
Si la respuesta es que no a cualquiera de estas pregunas, no dejes que vuelva a entrar en el armario y apílalo en el montón correspondiente: tirar o dar (regalar, donar, vender). Y sí es que sí, mételo en el armario en el sitio asignado según lo que habías pensado previamente.
Repasar y recolocar
Una vez hayas metido en el armario todo lo estrictamente necesario, tómate un tiempo para ajustar las cosas y acabarlas de ordenar. Para hacerlo, te puede ser muy útil, el método de Marie Kondo para doblar la ropa y, como ella recomienda a la hora de organizar el armario, ordenar las prendas por colores. Así te es más fácil y rápido hacer combinaciones cuando tienes que decidir que te pones.
Y despeja la zona
Por último, solo te falta despejar la zona donde has estado clasificando la ropa. Por un lado, agrupa lo que has decidido arreglar y ponlo a mano para que no se te olvide de hacerlo. Por otro, mete en bolsas de basura lo que es para tirar y acércalas a la puerta para tirarlas tan pronto como se posible. Y, por último, empaqueta lo que vas a dar (ya sea para regalar, donar o vender), y colócalo en un sitio que no estorbe, pero que no esté escondido tampoco. De lo contrario, es muy habitual que se nos acabe olvidando y se convierta en uno más de los trastos inútiles que vamos acumulando en los rincones.
Fuente: www.clara.es